El sábado 24 de febrero, la zona Hyadi del Movimiento de Juventudes Cristianas (MJC), que tiene su casa en nuestra Parroquia del Purísimo Corazón de María, fue testigo de un acontecimiento especial: la visita del P. General Mathew Vattamattam CMF. Con entusiasmo, nos unimos en dos banquetes: el de la Eucaristía y el de las pizzas. En estos momentos compartidos nutrimos nuestra espiritualidad y nuestre fraternidad, con el afán de seguir adelante, apostando cada vez más por los jóvenes desde el Reino de Dios.
El MJC en nuestra Parroquia celebra este año tres décadas de presencia, uno de los objetivos principales del Movimiento, además del apostolado del joven por el joven, es el de ser un grupo parroquial, miembros de un movimiento, que busca formar líderes católicos que transforman la sociedad; esta conciencia de ser un grupo parroquial crece cada vez más en nuestra Parroquia, pues poco a poco nos vamos involucrando recíprocamente aprendiendo a caminar juntos.
La llegada del P. General fue recibida con alegría, especialmente porque nuestra Eucaristía incluía momentos especiales, como la celebración de los cumpleaños de enero y febrero, la incorporación de nuevos miembros al Equipo de Coordinación Zonal (ECZ) y la entrega de la Palabra de Dios a los coordinadores de la Zona.
El día llegó y, como de costumbre, los grupos se reunieron en la Cripta. En la sacristía se preparaban el P. General, el P. Provincial Ernesto Mejía y el P. Edgar; ahí el coordinador de la Zona, Sai Segoviano, tuvo la oportunidad de intercambiar algunas palabras con el General. El ambiente estaba cargado de expectación y alegría, conscientes de la visita especial que teníamos. Tras los saludos, nos preparamos para la celebración.
Además de la vivacidad y la fe que llenaron la Eucaristía, dos momentos resaltaron con especial intensidad: la emotiva homilía del P. General, quien compartió ejemplos inspiradores de jóvenes santos que vivieron su fe de manera radical. Y un gesto inesperado que cautivó a todos: el P. General entregó un Nuevo Testamento a cada coordinador, en sintonía con nuestro carisma claretiano de ser oyentes y servidores de la Palabra. Al repetir las palabras del rito de ordenación diaconal: «esfuérzate en creer lo que lees, en enseñar lo que crees y en vivir lo que enseñas», fueron invitados a ejercer su liderazgo desde los principios del Evangelio y el ejemplo de vida.
Tras la Eucaristía, nos trasladamos al auditorio parroquial para continuar el programa, aprovechando la excusa perfecta para compartir: disfrutar de pizza juntos. El coordinador Sai presentó al P. General al Movimiento y a los distintos grupos, seguido por breves presentaciones de las actividades del día. El P. General, con palabras motivadoras, recordó a los jóvenes que no están solos, pertenecen a una gran familia claretiana y los alentó a continuar con su labor pastoral.
La sesión concluyó con preguntas del P. General y de los jóvenes. Una pregunta, en particular, planteada por Mau, conmovió al General: ¿cómo alcanzar la felicidad plena? A lo que él respondió, con emoción, que la felicidad plena reside en el arraigo en Dios, el autoconocimiento profundo y el encuentro genuino con los demás.
Así culminó nuestro encuentro con el P. General, un momento que tocó el corazón de todos, inspirándonos a continuar con nuestro apostolado y fortaleciendo nuestra identidad como cristianos y claretianos.