La Parroquia de Nuestra Señora de la Esperanza en Ciudad Juárez siempre ha sido conocida por su vitalidad, especialmente por la activa participación de niños, jóvenes, grupos y demás actividades que día con día llenan la Parroquia. Además, destaca por ser un lugar acogedor donde todos se sienten como en casa, enriquecido por el ambiente único de cada una de sus capillas.
En este contexto vibrante, la Semana Santa se convierte en una experiencia excepcional, especialmente para los jóvenes y aquellos en búsqueda de su vocación. Este año, Ciudad Juárez recibió a dos jóvenes en discernimiento y a numerosos participantes que se sumaron a las celebraciones para vivir de manera más plena estos días santos.
Destacamos en primer lugar el encuentro vocacional, donde dos jóvenes de Torreón que ya habían iniciado su discernimiento en Morelia (primera etapa: conocer y el Quid prodest), se unieron en Ciudad Juárez para continuar con la etapa de experimentar. Su objetivo era sumergirse en una comunidad misionera claretiana, no para “ir de misiones”, sino para experimentar la vida cotidiana de una comunidad, su labor pastoral y compartir la vida con su gente. Además coincide con el primer momento de la Fragua Patris mei, de acuerdo al proyecto de acompañamiento vocacional, que consiste en estar en las cosas del Padre. Aunque los horarios se ajustaron según las necesidades, las mañanas se dedicaron al diálogo, discernimiento y crecimiento personal, mientras que las tardes se pasaban principalmente con los jóvenes en la Parroquia.
Por otro lado, la Parroquia reúne a muchos jóvenes que se preparan para la Confirmación, algunos de los cuales continúan como catequistas o se involucran en diferentes actividades parroquiales. Estos jóvenes fueron parte de una pre-pascua juvenil, donde cada día se abordaba un tema, seguido de dinámicas, oración y el compartir de experiencias, todo esto contribuyó a prepararlos para vivir de manera más plena los días santos.
La combinación de jóvenes en discernimiento y jóvenes de la Parroquia resultó ser enriquecedora, mostrando la cercanía y acogida de los jóvenes locales, mientras que los que estaban en discernimiento se inspiraron en su corazón misionero que va creciendo.
El triduo pascual fue celebrado con una gran participación de la comunidad parroquial en cada una de las celebraciones. Especialmente memorable fue la segunda Vigilia Pascual, adaptada para los jóvenes manteniendo los elementos esenciales y símbolos de la liturgia, pero con un enfoque más juvenil. Además, los jóvenes de la Parroquia prepararon con esmero el viacrucis. En resumen, la experiencia de la Semana Santa desde la perspectiva de los jóvenes y las vocaciones fue gratificante y enriquecedora para todos los involucrados.
Sin duda, la llama misionera se aviva con la presencia y el caminar juntos, sin imposiciones ni juicios, simplemente compartiendo y descubriendo nuevos lenguajes que reflejen los valores evangélicos. Agradecemos sinceramente a la comunidad de Ciudad Juárez por su cálida acogida.
