Cuando la vocación a la Vida Religiosa o Sacerdotal llena de vida y plenifica a la persona, se convierte en un tesoro para ser compartido con los demás. Especialmente, es un don que quisiéramos que otros experimentaran. Con esta motivación, el Pbro. Luis Alejandro Monroy, Vicario Episcopal de la V Zona Pastoral de la Arquidiócesis de México, ha creado espacios vocacionales con motivo de su XXV Aniversario Sacerdotal. En estos espacios, algunos jóvenes en búsqueda de su vocación pueden reunirse para hablar con distintos sacerdotes y así iluminar sus búsquedas.
El jueves 23 de mayo de 2024, en la Parroquia de San Antonio de Padua, sacerdotes del segundo Decanato nos reunimos con algunos jóvenes para llevar a cabo un conversatorio vocacional. Participamos sacerdotes de diversos carismas, lo que representó la diversidad de la Iglesia y enriqueció el diálogo. Estuvieron presentes representantes de los Franciscanos OFM, Agustinos de la Asunción, del Opus Dei, Diocesanos, Franciscanos TOR, Agustinos Recoletos, Xaverianos y Misioneros Claretianos.
En primer lugar, fue hermoso constatar la fraternidad, la alegría y la experiencia de una vida plena bajo el común denominador del ministerio sacerdotal. En este tipo de reuniones siempre se evidencia que el camino no se recorre solo; es importante caminarlo con otros, ya que esto nos enriquece y fortalece, a pesar de nuestras debilidades, para seguir adelante.
Además, en el lapso de una hora, que se pasó volando, pudimos compartir profundas reflexiones a partir de las preguntas de los jóvenes que nos acompañaron. También escuchamos y compartimos distintas experiencias tanto diocesanas como religiosas, en temas como el discernimiento, la oración, el estudio, el seminario, la formación, la vida ministerial, entre otros.
Al final, se subrayó que Dios quiere la plenitud de nuestra vida y que en la Iglesia hay lugar para todos, todos, todos, como expresó el Papa Francisco en la JMJ en Portugal. Es necesario descubrir y discernir dónde nuestro corazón vibra más fuerte, porque seguramente ahí se encuentra el sueño que Dios quiere para nuestra vida.
Una vez más, constato que el camino para despertar en otros la pasión por el Reino en un estilo concreto como la vida religiosa o sacerdotal es, sin duda, caminar con los jóvenes, escuchar sus necesidades, compartir sus experiencias, dejarnos interpelar por ellos sin miedo y responder a sus preguntas. El Papa Francisco ha hablado mucho del cambio de época; esta nueva época nos exige nuevos modos de entender y presentar las distintas vocaciones en la Iglesia. Es todo un reto. ¿Estaremos dispuestos a asumir este reto?
