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Caminar con los jóvenes y vocaciones en Torreón

Foto del escritor: Juventudes y Vocaciones  Claretianos de MexicoJuventudes y Vocaciones Claretianos de Mexico

La semana pasada, tuve la inmensa bendición de visitar la comunidad claretiana de Torreón en mi calidad de Prefecto de Juventudes y Vocaciones de los Claretianos de México. Este viaje, que se extendió del miércoles 29 de mayo al sábado 01 de junio, estuvo lleno de momentos de profundo significado y reflexión, marcados por encuentros con familias, participación en celebraciones religiosas y un inspirador intercambio con jóvenes comprometidos.

Uno de los objetivos principales de mi visita era conocer a las familias de dos jóvenes que actualmente se encuentran en discernimiento vocacional, descubriendo su llamado para seguir a Jesús misionero al estilo de Claret e ingresar a nuestra Congregación.

Visité a cada una de las familias, donde compartimos un tiempo de diálogo sincero y fraterno. Fue un espacio para escuchar sus historias, entender sus esperanzas y preocupaciones, y ofrecerles nuestro apoyo y orientación en este importante proceso. Estos encuentros reforzaron la importancia de la familia como el primer núcleo de formación vocacional y espiritual, un bastión fundamental en el desarrollo de las futuras vocaciones claretianas.

El jueves 30 de mayo, participé en la solemne procesión de Corpus Christi, una celebración preparada cuidadosamente por los jóvenes de la Parroquia. Juntos, caminamos en oración por las calles llevando la Eucaristía y elevando nuestras plegarias por las vocaciones de las distintas ramas de la familia claretiana. Este acto de devoción pública no solo fortaleció nuestra fe, sino que también nos recordó la unidad y el propósito compartido en nuestra misión pastoral.

El viernes 31 de mayo, tuve la alegría de reunirme con los jóvenes de los grupos Jomicla, JJM y Monaguillos en la parroquia. Este encuentro fue particularmente significativo, ya que nos permitió dialogar sobre las realidades y desafíos que enfrentan en el mundo de hoy, en su comunidad parroquial y de cara a los distintos proyectos de juventudes y vocaciones de la Provincia.

El Papa Francisco ha enfatizado la importancia del “cambio de época”, un concepto que resuena profundamente en el contexto actual, especialmente con los jóvenes. Este cambio no solo implica nuevas tecnologías y formas de comunicación, sino una transformación más profunda en la manera en que los jóvenes se relacionan con la fe y la Iglesia. Para trabajar pastoralmente con ellos, es esencial aprender a estar presentes, a escucharlos, a sentir sus necesidades y aspiraciones, y solo después proyectar nuestras acciones. La metodología pastoral debe ser centrada en la persona, basada en la empatía y el acompañamiento genuino.

Durante nuestro intercambio, los jóvenes compartieron sus experiencias, sueños y las dificultades que encuentran en su camino de fe. Escucharlos me recordó la urgencia de construir una pastoral juvenil que vaya más allá de transmitir conocimientos o tratar a los jóvenes como sujetos pasivos de nuestra acción misionera. No debemos inventar eventos o grupos que no resuenen en sus corazones y que, pese a nuestro gran esfuerzo, no recibamos respuesta de su parte. En cambio, debemos enfocarnos en crear espacios de encuentro y acompañamiento, donde cada joven se sienta verdaderamente valorado y comprendido.

Mi visita a la comunidad de Torreón concluyó el sábado 01 de junio muy temprano saliendo a la CDMX, llevándome de regreso con el corazón lleno de gratitud y esperanza. Estos días fueron un testimonio del vigor y la vitalidad de nuestra misión claretiana en México, pero al mismo tiempo del reto que implica asumir ese vigor y vitalidad para poder realmente ser auténticos misioneros arraigados en Jesucristo y audaces en la misión contagiando a otros esta pasión y sembrando en ellos la llamada de Dios a compartir nuestro estilo de vida. Los encuentros con las familias, la participación en la procesión de Corpus Christi y el diálogo con los jóvenes reafirmaron mi convicción de que, en este “cambio de época”, nuestra labor pastoral debe ser más humana, cercana y auténtica.

Para acompañar a los jóvenes en su camino vocacional y espiritual, debemos estar dispuestos a caminar con ellos, escuchar sus voces y sentir sus corazones. Solo así podremos proyectar un futuro donde la fe y la misión claretiana continúen floreciendo con renovado fervor y compromiso.

Agradezco especialmente a los misioneros claretianos que atienden la Parroquia de Guadalupe que se han comportado como verdaderos hermanos en su acogida y su compañía durante estos días.



 
 
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